Y es que peor que operadores telefónicos con sus dichosas promociones, el equipo de Ignacio Mier contrató a una empresa de telecomunicación para mandar mensajes robotizados por medio de llamadas telefónicas, en las que absurdamente hablan de una cercanía entre Ignacio Mier y López Obrador, y disculpen este vómito verbal pero es estúpido a estas alturas manejar la imagen de López Obrador para levantar la imagen de un tipo que ha llegado por vía plurinominal porque es detestado por los poblanos. 

Y sería la decisión más tonta de la dirigencia nacional y estatal de Morena, imponer a un tipo que ni sus mismos vecinos de San Manuel lo tragan por lo oportunista, sangrón y prepotente que es, según palabras de sus mismos vecinos. 

También llegan mensajes donde acusan al senador de estar involucrado en la campaña de Enrique Peña Nieto, tratando de denigrar la imagen de Alejandro Armenta, pero bueno sin importar lo que hablen o digan, los que nos dedicamos a esta noble labor del periodismo, sabemos que más de un millón y medio de poblanos confían en el trabajo y la visión del senador. 

Por último, las famosas bardas donde han puesto textos sin sentido con la leyenda de que se consignará quien esté borrando las bardas con las leyendas de Alejandro Armenta, eso es mentira, y por Dios ¿qué creen los asesores de Ignacio que va a pasar? Que los poblanos dirán hay no que malo es por poner esos mensajes, jajaja una estrategia de burla.  

La desesperación está llegando al límite con Ignacio Mier y sus lacayos, el exiliado Fernando Manzanilla, quien su propio ex cuñado Rafael Moreno Valle, lo botó por su ineficiencia y su torpe manera de trabajar, además de que abusa del poder que tenía.  

En fin, como diría el viejo y conocido refrán dime con quien andas y te diré quien eres, Ignacio Mier contrató a personas mediocres para llevar su campaña que como se han dado cuenta ha sido mediocre, y que pesar de gastar millones de pesos en publicidad, ha sido tan absurdo que lo unico que subió fue la deuda grande que tendrá que pagarles a los empresarios que había negociado para robarle dinero a Puebla, en su sueño guajiro de llegar al poder.